Las cinco religiosas Hijas de San José cierran su residencia tras 91 años

La Congregación Hijas de San José, que llegó a la ciudad en 1930, echa el cierre a su residencia en Villanueva de la Serena, después de 91 años de servicio presencial. Durante décadas, las hermanas se encargaron de la educación en las primeras etapas formativas de muchos villanovenses, «y con el paso del tiempo se extendió a la educación secundaria obligatoria», según el Ayuntamiento. De hecho, explican, hasta el año 1999, el colegio San José estuvo dirigido por las Hijas de esta congregación.

Posteriormente, se cedió la titularidad a la Fundación Educación Católica. Ahora, sus cinco religiosas, se marchan a distintas congregaciones distribuidas por varios puntos del país.

Cuando llegaron a Villanueva, se establecieron en una casa donada para tal fin en la calle La Palma, que actualmente es calle Gómez Marín. Allí abrieron un pequeño dispensario caritativo desde la década de los años 30, y cuyo precursor fue el padre Francisco Javier Butiñá.

Evolución

Además, las religiosas se dedicaban a visitar a enfermos pobres a domicilio y, luego, ampliaron su obra a favor de las jóvenes, con la apertura de una escuela del hogar. Lo hicieron en dos salones que se construyeron en el patio, donde actualmente está el aula de 3 años del Colegio San José, «y que se destinaron a clase de labores e instrucción cultural y religiosa para la mujer», recuerdan desde el centro villanovense.

En el año 1957 empezó a funcionar un parvulario con 40 niños y terminó con 112, ampliándose el local para acoger a unos 200. Después, se amplió a primaria y secundaria, y pasó a ser mixto. En la actualidad, hay 270 alumnos y 25 profesores. 

Como despedida a las religiosas, este viernes tendrá lugar una eucaristía en la capilla del centro, oficiada por el obispo de la Diócesis de Mérida-Badajoz, Celso Morga.