

Tras siete años en Segunda División de Fútbol sala y dos oportunidades de ascenso a la máxima competición, las jugadoras de La Cruz Villanovense denuncian sentirse en algo así como un agónico limbo que separa el cielo del infierno. Y es que, sobre ellas se cierne hoy la posibilidad de caer de golpe de Segunda División a Regional extremeña después de una temporada en la que terminaron jugando la liguilla de ascenso.
«Las primeras informaciones apuntan a que será imposible jugar en Cáceres; el acuerdo al que se llegó la pasada temporada no puede llevarse a cabo y el organismo competente de la Federación Extremeña de Fútbol ni hace el intento para conseguirlo», sostienen en una carta firmada por las hasta ahora jugadoras del club serón que esta pasada temporada se fusionó con el CDC San José FS cacereño aceptando así las futbolistas entrenar en Cáceres y seguir jugando sus partidos en Villanueva de la Serena. Algo que se presentaba entonces como una solución pasajera hasta la 'mudanza' definitiva a Cáceres que parecía ser aceptada por todas las partes. No obstante, dicen sentirse para su actual club como «la gallina de los huevos de oro, porque las jugadoras nunca les hemos interesado y sí la subvención que un equipo en esta categoría supone». En ese sentido, aseguran que incluso les ha costado dinero viajar para ir a entrenar «y las condiciones de entrenamiento, alojamiento y dietas se han cumplido al límite».
Por eso llegó este acuerdo al finalizar la temporada 2020/21 «cuando el cuerpo técnico que remaba junto a nosotras abandona el proyecto por motivos personales». Las jugadoras sostienen que esperaron en ese momento un nuevo proyecto por parte de La Cruz Villanovense, «pero tras meses de espera y sin información, decidimos que la única oportunidad para seguir compitiendo y que esto no acabe de la peor manera era cambiar de ciudad». Así, surge la posibilidad de alianza transfiriendo al club de Villanueva a Cáceres con un nuevo proyecto deportivo. «La respuesta por parte de las instituciones implicadas fue negativa, según ellos no había plazo», recuerdan las jugadoras, «pero se nos permite entrenar en Cáceres, asegurándonos que la próxima temporada 22/23 el equipo podrá, sin ningún problema, pertenecer al club de Cáceres». Una propuesta que deciden aceptar, «y, a pesar de los cambios, los resultados siguen avalando el trabajo y conseguimos jugar, de nuevo, por el ascenso a Primera División».
Entrenar y jugar en Cáceres
Sin embargo, esta semana han denunciado que no se puede cumplir lo acordado y la solución planteada sería esta vez entrenar y jugar en Cáceres, pero defendiendo el mismo escudo, «algo que el año anterior nos aseguraron que no estaba permitido, pero este año, por sorpresa, sí». La otra opción, aseguran, es competir en Regional, «si nos alejamos de La Cruz y su oferta de seguir a cambio de volver a delegar la gestión deportiva y no la económica», explican viéndose así obligadas a rechazar la plaza lograda por méritos deportivos. Por delante quedan ahora unas semanas para solventar un futuro que, de momento, parece incierto.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.