Miguel Ángel Gallardo: «Me habría encantado ser alcalde de la nueva ciudad»
FUSIÓN ·
Han pasado siete meses desde que los ciudadanos dieron el 'sí' a la fusión y casi un año desde que echó a andar el proyectoEl 15 de septiembre hizo justo un año del estallido de una de las mayores bombas informativas de los últimos años en la región. Una noticia que no tardó en trascender incluso a nivel internacional. El titular con el que al día siguiente abría s portada el diario HOY era: 'La unión de Don Benito y Villanueva creará la segunda ciudad de Extremadura en PIB. Sus alcaldes presentan un plan para fusionar ambos municipios en 2031 y consultarán a los vecinos en 2022'.
-¿Cómo imaginó que sería este primer año del proceso de fusión?
-Nunca hubiera imaginado que la noticia hubiera saltado a medios internacionales, independientemente de la línea editorial, y que hubiese tenido tanta repercusión y fuésemos un referente a seguir. Y eso ha sido porque este proceso era distinto a los demás, nunca antes se había hecho consultando a los vecinos. Con ello se empezó a visibilizar que la clase política, de verdad, se había puesto de acuerdo.
-¿En qué punto del proceso nos encontramos?
-Podemos decir que estamos en el momento más ingrato, informativamente hablando, porque es un trabajo técnico, más silencioso y menos vistoso. Se está recopilando toda la información en materia de Urbanismo y de Ordenación del territorio, de Hacienda y Patrimonio y de Recursos Humanos. Me consta que se ha convocado ya la comisión de Coordinación general y que los trabajos están avanzados en la línea de la fecha que nos marcamos. Parece que el proceso está en 'stand by' pero, en realidad, va a velocidad de crucero, aunque no es algo fácil.
-¿Pensó que el proceso pudiera traer aparejado la polémica y el rechazo de un sector de la población?
-Lo que me sorprendió es que no hubiera detractores de principio, porque eso demuestra cierta cobardía, porque el que piensa de una forma ahora también lo pensaría entonces. Yo creo que estaría esperando ver el resultado para liderar el rechazo. Eso sí, el rechazo es muy pequeño, lo que pasa es que nos centramos en el ruido, aunque sea minoritario, más que en la mayoría silenciosa. Que un 66% lo haya avalado en Don Benito es algo con lo que debemos quedarnos. Yo creo que esto el proceso no lo empaña, aunque quienes muestran su rechazo tienen una forma poco democrática de hacerlo, y quien más lo sufre es José Luis, que lo vive con más dureza. Pero está claro que no se ha engañado en ningún momento a la ciudadanía, porque se han dicho las claves del proceso y se ha votado de manera libre. Quienes a día de hoy lo rechazan no representan a los ciudadanos en general. Quienes brindan por un localismo, tan rancio como los nacionalismos, solo buscan dividir, y yo no lo comparto porque creo que la unión hace la fuerza.
Eso sí, están en su derecho de defender su postura, que en democracia es lícito y hasta positivo, pero no pueden hacerlo con agresiones e insultos. Cuando uno insulta es porque no tiene razones para defender aquello en lo que cree. Estoy convencido que muchos de los que hoy lo rechazan se alegrarán en un futuro de los que votaron sí.
-¿Podrían haberse evitado la polémica como la del recuento de votos en Don Benito?
-Quien vivió con mayor dureza aquella noche fue el propio alcalde de Don Benito porque no tenía información y sabía que el proceso de recuento se estaba alargando en exceso. Pero cuando es una sola persona la que se encarga del recuento se tarda más de lo normal. Eso empaña el proceso, sí, porque no nos vamos poner de perfil ante una realidad que sabemos que existió. Pero no significa que el proceso esté invalidado. A decir verdad, fuimos muy arriesgados y casi suicidas, porque hacerlo por un 66% de margen es una barbaridad. Lo que más tristeza me suscita es que el PP de Don Benito quisiera revisar las reglas del juego, cuando ha sido la gente la que ha votado. En el caso del PP de Villanueva tengo que decir que el comportamiento fue excelente. Y yo creo que se equivocan, porque al final la gente lo que busca son referentes que les dé garantías de que independientemente de sus ideas defienden la unión.
-La segunda disconformidad llegó con las dos propuestas de nombre
-Con respecto al nombre, nos equivocamos absolutamente. Eso supuso crear un malestar en la ciudadanía donde no existía. Generó un clamor casi unánime de rechazo a los nombres. Reconozco que la comisión hizo un gran trabajo, desde el punto de vista de los detalles técnicos y la recopilación que hicieron. Sin embargo, no fueron entendidos porque no estaban esas palabras en el día a día. También es cierto que un proceso tan inédito, transitando por el desierto, haciendo una autopista donde no había nada, cómo no vamos a tener tropezones, y los tendremos también en el futuro.
-Y volvió a surgir la discusión con el nombre definitivo
-En cuanto a la decisión final del nombre de Vegas Altas, hay que decir que cualquier nombre habría generado polémica. Sabemos que Vegas Altas estaba en el ideario de la gente, con lo que han convivido y no les sueña extraño, sino como parte de su territorio. Sabíamos que podía ocasionar alguna reticencia por quienes hoy se llaman Vegas Altas y se seguirá llamando Vegas Altas, porque nada cambia. Era el nombre menos arriesgado en una situación en la que no se podía arriesgar porque ya habíamos generado frustración.
Podemos entender que sientan hoy que, de alguna forma, les quitan una parte de su identidad. Pero estoy convencido de que esto va a servir para potenciar su propia identidad, porque mucha gente en este tiempo ha descubierto que hay una pedanía que se llama Vegas Altas porque Don Benito y Villanueva han decidido que ese será su nombre. Creo que, desde el respeto y el afecto, no les quita, sino que les dará posibilidades en un futuro. Pero, insisto, el proceso es suficientemente importante, que no podemos enturbiarlo por el nombre. ❡
-¿El proceso es irreversible?
-Si se podría andar el camino andado, pues claro, porque el proceso final es en 2027, y las nuevas corporaciones que haya hasta entonces tendrán que ratificar el acuerdo de esta corporación, porque serán los legítimos representantes de los ciudadanos. Pero cuando alguien deposita su voto a favor de este proceso lo hace pensando en que va a continuar, no en volver atrás.
-¿Cree que hay algún perjudicado en este proyecto?
-En este proceso los únicos perjudicados, desde el punto de vista político y de nuestras aspiraciones profesionales, somos José Luis y yo, exclusivamente. Reconozco que me habría encantado ser alcalde de esa nueva ciudad, porque yo la tengo en la cabeza, desde el punto de vista de las infraestructuras urbanísticas, de la tecnología, de cómo podría crecer… pero entiendo que para que fuera creíble el proyecto, teníamos que renunciar. Y es así para que no hubiera la sensación de que uno pudiera sacar ventaja sobre otro. Nosotros debemos ser los arquitectos de este proceso, dando un paso al lado para que los nuevos pobladores sean los que construyan el edificio.
-¿Cómo le gustaría ser recordado tras este proceso?
-Solo aspiro a que la gente tenga la sensación de que he sido útil para sus vidas durante el tiempo que he estado al frente de este ciudad, esa es mi única aspiración.
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