Los niños aprenden la receta del hornazo para que no se pierda la dulce tradición

Cerca de 200 niños se han dado cita hoy en la plaza de España de Villanueva de la Serena para ponerse manos a la obra, y elaborar un hornazo. Este taller en torno uno de los dulces típicos de la Semana Santa tiene siempre el éxito asegurado entre los más pequeños, ya que la recompensa está para chuparse los dedos.

En esta ocasión, han sido varias tandas de menores de entre 6 y 12 años los que han recibido unas breves instrucciones por parte del Horno Moraga sobre los ingredientes principales y cómo debe prepararse. Los menores, muy atentos, han aprendido rápido la receta del manjar antes de meterlo al horno. Lo primero ha sido dar forma a una bola de masa hecha a base de harina, huevos, aceite, naranja y limón, azúcar, anís, agua y levadura. Después, lo han decorado con un huevo duro y varias bolas de anís para darle un toque de color, como ha explicado Adrián Hidalgo, que esperaba impaciente para comprobar cómo le había quedado la receta.

Sin quitarse el delantal ni el gorro con los que han sido ataviados, Alejandra Hidalgo se ha puesto, literalmente con las manos en la masa «que no era capaz de despegarme de las manos y me han tenido que echar un montón de harina», confesaba.

Quien ya tiene algo de experiencia en ello es Paola Moreno, una enamorada de los dulces de Semana Santa «porque están todos muy buenos y además es divertido venir a aprender cómo se hace algo que ya hacía mi madre o mi abuela», explicó.

Después, tras un rato de espera frente a los hornos, pudieron llevarse su propio hornazo a casa ya cocido o, quienes no pudieron resistirse, se lo comieron allí mismo. Aunque lo más importante es lo que disfrutaron en compañía de otros niños, aprendiendo la receta típica que todos deberíamos saber.

«Yo me acuerdo de cuando íbamos con las latas al horno para que nos cocieran las bollas y eso es algo que no se debe perder», comenta Inmaculada González, encargada de enseñar a los niños a hacer el hornazo, que parte de la masa de pan en crudo «y es una unión del panadero con la dulcera, porque si no hay una buena base de pan no hacemos nada».

A lo largo de mañana los niños volverán a moldear la masa, pero en esta ocasión será para hacer perrunillas a cargo de la Pastelería la Florentina, y contará con 175 plazas.