La unidad, sinónimo de victoria
YO SÍ ME UNO ·
En nosotros está pintar un futuro con más colores, con más oportunidades, más ambicioso, más fresco, más dinámico y con un horizonte más esperanzador.YO SÍ ME UNO ·
En nosotros está pintar un futuro con más colores, con más oportunidades, más ambicioso, más fresco, más dinámico y con un horizonte más esperanzador.Me siento un privilegiado. Y es que soy uno de esos 54.000 vecinos afortunados que, con nuestro voto, tendremos la oportunidad de darle una lección a toda España. Don Benito y Villanueva de la Serena están gestando la primera gran fusión de dos ciudades en nuestro país y, sin duda, el proceso no puede ser más ejemplarizante.
En primer lugar, porque ha partido de la valentía. No hay precedentes de uniones que den como ciudad resultante una similar a la que se dibuja más allá del 20 de febrero. Y aunque siempre estuvo latente el deseo de unirse de ambas ciudades, ahora es cuando se han puesto las bases idóneas para que esa vieja aspiración sea una realidad.
La jugada valiente que han diseñado de forma tan discreta ambos alcaldes, José Luis Quintana y Miguel Ángel Gallardo, se ha visto sazonada además con grandes dosis de generosidad. Primero por ellos dos, que para evitar suspicacias ya han anunciado su renuncia a gobernar la futura ciudad resultante. Y luego, por parte de todos los grupos políticos representados en ambas corporaciones municipales que, con una enorme altura de miras, nos han mostrado lo que supone hacer política con mayúsculas, apoyando sin fisuras este ambicioso proyecto que nace así desde la unanimidad.
El deseo de la unión llega de la mano de la política del entendimiento, del consenso, del diálogo y de la renuncia en favor del bien común. Algo inaudito en la política nacional de hoy en día. Y, sin duda, antagónica a la política separatista, que busca el enfrentamiento y rompe la convivencia y que tantos titulares ha generado en los últimos años. Por eso no es de extrañar que, fruto del hastío de la anterior, este proyecto esté retumbando de forma tan sonada en todos los medios de comunicación nacionales.
Y es que no puede haber mejor bien común y una aspiración más noble que el futuro de las nuevas generaciones. Los que tenemos hijos en edad escolar somos conocedores de la gran competencia existente en la sociedad actual. Por eso, el hecho de que con esta gran ciudad podamos multiplicar las oportunidades educativas, formativas y laborales, es sin duda el mejor legado que podemos dejar a nuestros hijos y nietos.
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No nos engañemos. En los libros de historia, Francisco Valdés o Jesús Gil Manzano seguirán apareciendo como ilustres dombenitenses; al igual que lo harán Felipe Trigo o José Manuel Calderón como distinguidos villanovenses. Y La Carrerita se seguirá celebrando el Domingo de Resurrección y La Velá el 12 de octubre. Lo que sí tendrán que añadir los libros de historia es un nuevo capítulo, que recoja este auténtico acontecimiento que, no me cabe duda, culminará alumbrando la tercera ciudad en población de Extremadura y la primera potencia agroindustrial de la región. Y ojo, que tendrá todos los ingredientes para posicionarse como ciudad clave en las relaciones hispano-lusas, por su equidistancia entre Madrid y Lisboa.
Algunos achacan sus temores al miedo a lo desconocido. Pero lo que es indudable es que calabazones y serones nos conocemos del derecho y del revés. Tenemos familiares, amigos, compañeros del instituto de la ciudad vecina. Y seguro que los que tenemos una cierta edad, moriremos sintiéndonos orgullosos de nuestras raíces, pero con la gran satisfacción de haber abonado un futuro más próspero a los que vienen detrás.
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Con más de 60.000 habitantes, la nueva ciudad se presenta como polo perfecto para atraer empresas e inversión, generar más riqueza y hacer más competitivas a las comarcas limítrofes y a Extremadura en general. De hecho, esta misma semana un representante del Banco Santander anunciaba que en caso de que se produzca la unión, su entidad abrirá en la misma un centro de empresas. Es un ejemplo de lo que está por venir. La unión suma y multiplica. Y la división, resta. Qué se lo digan a Cataluña con la huida de miles de empresas desde que arrancó el 'proces'…
En definitiva. Creo que el proyecto no puede ser más ilusionante y es de agradecer que, para culminar este momento histórico, seamos los ciudadanos los que tengamos la última palabra. En nosotros está pintar un futuro con más colores, con más oportunidades, más ambicioso, más fresco, más dinámico y con un horizonte más esperanzador. La unidad y la victoria son sinónimos. Y como el futuro es de los valientes, lo tengo claro.
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