«He tenido que vender una de las tres norias que tenía»

Con 62 años recién cumplidos Jorge Amaral no concibe su vida sin las ferias. «Yo nací en la feria y me he dedicado a esto toda la vida» reconoce, al tiempo que se lamenta de que la pandemia haya hecho mella en SU sector durante dos temporadas. Además de algunas atracciones infantiles, su mayor tesoro son las tres norias con las que ha ido de evento en evento. En este año último en el que casi ha estado parado, este feriante procedente de Portugal dice haber perdido más de 50.000 euros. Por este motivo, cuenta que el año pasado tuvo que vender una de las norias porque necesitaba ingresos.

Ahora tiene puestas las esperanzas en Santiaguito, donde también vino en 2019, trayendo la primera gran noria del ferial. «Aquel año fue un éxito y todo el mundo quería montar en la noria, así que esperamos hacer buen balance en esta ocasión», añade.

La otra noria con que cuenta está instalada en un parque en Portugal, donde tienen compromiso de mantenerla hasta septiembre. Y es que esta atracción es un clásico en las ferias «y allí gusta mucho, es cómoda, no marea, se ve todo desde las alturas y es apta incluso para niños y abuelos».

En lo que va de año, la de Villanueva de la Serena es la segunda feria que hace, ya que acaban de llegar de la de Estepona. Antes, también la han instalado en dos parques cerrados con limitación de aforo. Por ahora, eso no es suficiente para pagar todos los impuestos, al personal y los seguros de las atracciones y los vehículos, explica.

Aunque su mayor temor es que las pocas fechas futuras de fiestas que tienen cerradas también se candelen por que empeore la situación.

Tras Santiaguito, la noria de 30 metros viajará a Huelva y después a Almería «y lo demás ira viniendo, aunque sea despacio». Por eso, Jorge asegura que en la feria están trabajando muy sin prisa «para cumplir al 200x100 con las medidas», desinfectando cabinas entre cada viaje y no mezclando personas que no sean de la misma unidad familiar.